lunes, enero 15, 2007

Numero 54: Oda a mi silla

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Hace pocos días estaba sentado en el borde de la silla cuando de pronto oí un sonoro CCCCRRRRAAAAAACCKKKK!!!, y observé que la base del asiento (de madera) se había roto. Reconozco que estaba mal sentado, pero era una posición en la que me había puesto muchas veces. Y llegó un dia en que la silla dijo basta.

A veces apoyaba la silla sobre dos ruedas, las piernas sobre la mesa, y echaba unas siestas monumentales. En ella pasé largas noches rotulando láminas de dibujo técnico, repasando apuntes, y muchas otras cosas que quedarán entre ella y yo. Esta silla me ha acompañado media vida (y no exagero), y ahora me da mucha pena desprenderme de ella. Porque a ver ¿Quién no le ha cogido cariño a una silla, una camisa o un simple boli?¿No teníais vosotros un 'boli de la suerte' para hacer los exámenes? Y es que a veces uno se enamora de las cosas más insignificantes...

Ahora tendré que comprarme una impersonal silla de cualquier otra cadena de muebles de oficina. Nunca querré tanto a una silla como a esta.

Escuchando - Alanis Morrisette: "Not the doctor"

2 comentarios:

Lia dijo...

Ara ja tens cadira nova, impersonal i negre, pero també pots fer coses que quedaran entre ella i tu.

Miau dijo...

Te comprendo totalmente.
A mi me pasó algo parecido pero con una blusa, mira el post que hice:
http://blogmiau.blogspot.com/2006/12/adios-una-camisa.html#links

...y una confesión= lo intenté, SI, pero al final no la tiré....jejejeje ;-)
La sigo guardando como oro en paño. -...¡que me daba mucha penaaa tirarla, vamos!-