Iba a contar la historia de un japonés, pero al entrar en blogger he visto la versión
beta del nuevo sistema de publicación, y he visto que tenía comentarios sin moderar. Así que, antes de todo, mis disculpas por no haber publicado vuestros comentarios, ya que algunos llevaban bastante tiempo en el cajón y no los había visto. A partir de ahora procuraré revisarlos con más asiduidad.
Bueno, lo del japonés: Imaginaos que esta mañana ha llegado un japonés al aeropuerto del Prat, por motivos de trabajo. Después de quince horas de viaje, llega agotado al hotel. Se da una ducha y se tumba en la cama. Aunque apenas chapurrea un "buenos días" y "gracias" en castellano, enciende la tele. Pasa los canales apáticamente, y de repente vuelve a pasar los canales en sentido inverso. En cuatro dan "humor amarillo". ¿Cómo es posible? Ese concurso trillado y masoquista en el que sus compatriotas pasaban dolorosas pruebas. Veinte años después, en la otra punta del mundo, a alguien se le ha ocurrido cambiarle el doblaje y reemitir este programa.
No creáis que estoy en contra del programa: al contrario, me parto de risa con
las ostias que se dan los asiáticos. pero tan sólo quería imaginar la opinión de un japonés que vuelve a ver un programa tan antiguo en un sitio tan extraño.
Quién sabe... Quizás en Japón se tronchan con un programa trillado y masoquista
como "Si lo sé no vengo".
Escuchando - Sade: "King of Sorrow"
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